Para llegar al Mantenimiento Productivo Total hubo
que pasar por tres fases previas. Siendo la primera de ellas el Mantenimiento
de Reparaciones (o Reactivo), el cual se basa exclusivamente
en la reparación de averías. Solamente se procedía a labores de mantenimiento
ante la detección de una falla o avería y, una vez ejecutada la reparación todo
quedaba allí. Con posterioridad y como segunda fase de desarrollo se dio lugar
a lo que se denominó el Mantenimiento Preventivo. Con ésta
metodología de trabajo se busca por sobre todas las cosas la mayor
rentabilidad económica en base a la máxima producción, estableciéndose para
ello funciones de mantenimiento orientadas a detectar y/o prevenir posibles fallos
antes que tuvieran lugar. En los años sesenta tuvo lugar la aparición del Mantenimiento
Productivo, lo cual constituye la tercer fase de desarrollo antes de llegar
al TPM. El Mantenimiento Productivo incluye los principios del Mantenimiento
Preventivo, pero le agrega un plan de mantenimiento para toda la vida útil del
equipo, más labores e índices destinamos a mejorar la fiabilidad y mantenibilidad.
Finalmente llegamos al TPM el cual comienza a implementarse en
Japón durante los años sesenta. El mismo incorpora una serie de nuevos
conceptos a los desarrollados a los métodos previos, entre los cuales caben
destacar el Mantenimiento Autónomo, el cual es ejecutado por los
propios operarios de producción, la participación activa de todos los
empleados, desde los altos cargos hasta los operarios de planta. También agrega
a conceptos antes desarrollados como el Mantenimiento Preventivo, nuevas herramientas tales como
las Mejoras de Mantenibilidad,
la Prevención de Mantenimiento y
el Mantenimiento Correctivo.
El TPM
adopta cómo filosofía el principio de mejora continua desde el punto de vista
del mantenimiento y la gestión de equipos. El Mantenimiento Productivo Total ha
recogido también los conceptos relacionados con el Mantenimiento Basado
en el Tiempo (MBT) y el Mantenimiento Basado en las
Condiciones (MBC).
El MBT
trata de planificar las actividades de mantenimiento del equipo de forma
periódica, sustituyendo en el momento adecuado las partes que se prevean de
dichos equipos, para garantizar su buen funcionamiento. En tanto que el MBC
trata de planificar el control a ejercer sobre el equipo y sus partes, a fin de
asegurarse de que reúnan las condiciones necesarias para una operativa correcta
y puedan prevenirse posibles averías o anomalías de cualquier tipo.
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